Se nos vienen a la cabeza muchas cosas cuando escuchamos el nombre de 'Guti'; unas buenas, otras malas y algunas peores. Desgraciadamente, las malas suelen superar al resto y como siempre, son noticia. Las dos últimas perlas, su mediática discusión con Pellegrini y la 'peineta' que dedicó a la afición del Alcorcón en Copa del Rey, han copado las portadas de los tabloides deportivos durante toda la semana, y tiene visos de no parar a corto plazo.
La verdad es que ser Guti no es fácil. En cualquier estadio que visita el Madrid nunca falta el recadito al 'catorce' a modo de cántico y música de viento. Aun así, él lo lleva con una actitud tan natural que en ocasiones resulta chulesca y eso, no entiendo por qué, molesta. Molesta que proteste, que de patadas, que se gane tarjetas tontas, que suelte una gran rajada o que provoque a la afición rival; sin embargo cuando aparece el genio que lleva dentro para desatascar algún partido, todos le ensalzan, alaban y nadie se queja. Cuando se habla de Guti, todo se magnifica, para bien o para mal.
Ahora resulta que Pellegrini lo ha castigado, algo que ‘parece’ dejar claro que hubo más que palabras en el descanso del fatídico partido de copa. Es cierto que el respeto al entrenador es la máxima para cualquier jugador de fútbol, pero mi pregunta es, ¿en qué equipo no hay este tipo de discusiones en caliente? Igual la discusión se produce con otro jugador y no sale nada del vestuario, pero claro, el amigo Guti vende.
Nadie se ha parado a pensar que el segundo capitán blanco es de los pocos jugadores de la plantilla que siente de verdad lo que significa jugar con esa camiseta, y con episodios como el vivido en Alcorcón, explota frustrado por la apatía de algunos de sus compañeros, por la falta de idea futbolística de su míster (cuyo intento de mano dura no cuela) o por no encontrarse en el mejor momento de su carrera. Estas frustraciones le han traído de cabeza durante toda su carrera profesional pero siempre ha conseguido levantarse y ha terminado saliendo aplaudido de su estadio y ensalzado por la prensa, callando así muchas bocas. Guti es Guti, lo ha sido y lo será ‘sólo’ hasta que él quiera.
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