sábado, 25 de octubre de 2008

AÑORANZA GALÁCTICA

Hace no mucho tiempo y en una galaxia muy cercana (Madrid), el mundo del fútbol disfrutaba de un equipo diferente. Era un grupo de profesionales ostentoso, soberbio y prepotente pero podía presumir de ello porque era el Real Madrid.

"La fuerza" irradiaba entre sus jugadores que, instruídos por Obi Wan Del Bosque, disfrutaban conquistando cada uno de los estadios que visitaban y gozaban de una solvencia desmedida que mantenía feliz a su exigente afición.

El gran culpable de crear esta alianza fue el maestro Florentino; un hombre con la serenidad suficiente para atraer a todo aquel futbolista que se propusiese o los aficionados le demandasen, ayudandose de sus grandes armas: el talonario y la grandeza del club blanco. Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham fueron seducidos por el lado blanco del balompié y, unidos a otros jedi como Roberto Carlos, Casillas o Raul Skywalker formaron el Madrid "galáctico".

Pasó el tiempo y esta generación se cansó de ganar; ya lo habían conseguido todo y además, el imperio de la prensa dudaba en demasía de ellos por lo que decidieron separarse y el club merengue se adentró en una constante reconstrucción.

Hace tres años apareció un nuevo jedi, Ramón Calderón, para hacer olvidar al maestro Florentino. El flamante presidente gozaba de una facilidad pasmosa para prometer la venida de fichajes a la galaxia blanca pero estos, de una forma u otra, no llegaban. Al nuevo maestro de "la fuerza" le perdían las excelentes relaciones con el resto de equipos por lo que al Real llegaban padawans con mucho futuro pero sin contrastar, y en este universo futbolístico se vive del presente.

El maestro Florentino siempre recordaba el señorío del Madrid pero éste no se consigue sólo con ser amigo de todos sino demostrando el poder del que se goza y, en los tiempos que corren, el dinero es el mayor aval de éxito. A los blancos les falta ejercer el "señorío económico" para volver a asomar la cabeza por la galaxia internacional y conseguir el trono europeo que tanto añoran los devotos madridistas.

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