Sete Gibernau, el eterno aspirante, una de las personas con más fe que he visto en el mundo del deporte, por su manera de trabajar, por la fuerza y seguridad que desprende, aspectos estos que año tras año consiguen ilusionarnos en volver a tener un campeón en la máxima categoria del motociclismo mundial, siempre con el permiso del doctor Rossi.
Este pasado año ha sido el de mayor sufrimiento para el piloto barcelonés, una temporada para olvidar con caídas, roturas de motor, depósitos que se quedaban sin gasolina y un sin fin de contrariedades que le han impedido estar en lo más alto.
Han pasado unos meses y las cosas han cambiado; nueva temporada, nuevas ilusiones y, sobretodo, nuevo equipo (noticia, sete ya no es azul). Ya en los primeros entrenos con la Ducati se le ha visto serio, acoplándose al nuevo carenado y haciendo mejores tiempos que su compañero de equipo, el incombustible Loris Capirossi, incluso ha llegado a ir más rápido que la nueva esperanza española de Honda, Dani Pedrosa.
Aunque la verdadera prueba de fuego será el próximo 26 de marzo en el circuito de Xerez donde se comprobará si podemos albergar algun tipo de esperanzas de que Sete consiga volver a lo más alto en este mundillo de las dos ruedas, algo que merece por luchador incansable y gran piloto al que algun día sonreirá la suerte, esperemos.
martes, 27 de diciembre de 2005
HOLA, SOY SETE...Y YA NO SOY AZUL
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